Era un domingo y hacia poco que nos habíamos mudado con mi novia al Dpto.
No me acuerdo bien la hora pero ya estaba atardeciendo. Teníamos las persianas cerradas ya que desde las 14:00hs hasta que se pone el sol nos da directo y si es verano, como era el caso, se vuelve un horno en altura.
Por razones extra moleculares, del destino o simplemente un cuelgue mas, me encontré mirando fijo la persiana que estaba completamente cerrada pero las mirillas (jejeje) dejaban filtrar el poco sol que quedaba del día (estos hacia un efecto muy interesante con el polvo que volaba en el aire y si le agregas humo de cigarrillo, mucho mejor).
Parecía un zombi o un idiota que intenta hacer las cosas por sí solo. Mientras tomaba mate y fumaba, no dejaba de prestarle atención a la persiana.
Como si en cualquier momento fuera a saltar por el balcón en forma de protesta a favor del movimiento PI (Persianas Insoladas).
Entre mate y mate, se me cae el cigarrillo e instintivamente me tiro hacia él intentando agarrarlo antes de que caiga al suelo. Acción que no termino para nada como lo había planeado.
No solo el mate queda volcado sobre la mesa sino que calculo mal y se me acaba la banqueta en donde estaba cómodamente sentado, entregando todo mi ser a la maravillosa fuerza de gravedad.
Inmediatamente el instinto de querer tener todo bajo control activa mis reflejos y bloquea todo intento por abortar esa acción que sabía que terminaba en desastre.
Mi mano completamente abierta amortiza mi caída sobre el bendito cigarrillo.
Graciosa posición en la que quede, sin mencionar la quemadura que me había provocado. Un pie sobre la banqueta, semi-acostado como para una foto de revista y con la cara en el suelo.
Me tomo 2 segundos recordar la persiana, la cual en forma de burla por mi estúpido comportamiento o estar a favor del movimiento PI, apunta una de sus mirillas directo a mi ojo derecho dejándome momentáneamente ciego.
Obviamente no estuve mucho tiempo en esa ridícula pero cómoda posición aunque lo suficiente para ver a través de la intensa luz que me quemaba la cornea.
Ridiculizando más mi posición, haciendo movimientos extraños me voy levantando tratando de no dejar de ver y acercándome hacia el agujerito hasta tener el ojo a unos pocos milímetros. Lo cual me sorprende cuando veo a través.
No fue algo fuera de lo común ya que sabía lo que había del otro lado pero todo el proceso fue lo que me hizo pensar y reflexionar…
De no haber caído, nunca se me hubiera ocurrido mirar x ahí, es mas, eran cientos de agujeritos que para mí no existían.
Agarre la cámara y filme la “revelación”.
A partir de ese día cuando me encuentro en situaciones o lugares los cuales no estaban en mis planes trato de “ver” mas allá de mis narices, quizás hay algo mas…
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